La Biblioteca
Historia: Erasmo Castellanos Quinto (1880-1955)
Nació en Santiago Tuxtla, Veracruz, en 1879 y murió en la ciudad de México en 1955. Hombre de fascinante personalidad, se graduó de abogado en la capital de la República. Dejó la profesión para dedicarse íntegramente a las letras. Escritor, poeta, profesor de literatura española en la Escuela Nacional Preparatoria y de Literatura Castellana y Literatura General den la Facultad de Filosofía y Letras. Las historias de la literatura mexicana no lo mencionan, de tal suerte que al morir no se tuvieron a la mano ni siquiera los datos más esenciales de su biografía, y todo se redujo a referir pormenores de su vida, un poco pintoresca en más de un aspecto. Uno de sus rasgos es que no se preocupó por cultivar su fama. Se conformó con mantenerse fiel a su vocación de lector voraz, de escritor parco, de maestro para quien ninguna literatura era desconocida. Si no le quitaban el sueño la opinión de los discretos, menos podía alterarlo el juicio de los necios. Las burlas y las incomprensiones no lo sacaron de quicio. Como otro escritor mexicano, Guillermo Prieto, Castellanos Quinto vestía con desaliño. El paliacate del uno tenía su equivalente en el bombín del otro. Y así como Prieto se llevaba muy bien con las muchas del servicio, y de toda criatura que padeciera desamparo, así fueran gentes o animales. Estaba inscrito don Erasmo en la lista de los hombres para quienes ningún dolor podía no ser suyo en un momento dado. Y le alcanzaba el amor y el sentimiento de solidaridad humana para equilibrar con ellos lo que en su conducta pudiera haber con apariencia de locura. Sus clases, más tales, eran representaciones, improvisados espectáculos en los que él era todo: actor, director, apuntador, público y empresario. De memoria, sin la ayuda de los libros, explicaba los textos inmortales: La Ilíada y la Odisea, La Divina Comedia y el ingenioso hidalgo Don quijote de la Mancha, trances en que manifestaba como actor extraordinario. Quien le vio representar esas obras, y le oyó la explicación de ellas, las recordará para siempre. En esos capítulos era una autoridad universalmente reconocida. Gran cervantista, excelso helenista, connotado medievalista, son epítetos que fueron aplicados. Conocía al dedillo aquellas obras y gozaba explicándolas y hacía gozar a sus oyentes. La poesía de Erasmo Castellanos Quinto se emparienta con algunos de nuestros poetas de hace medio siglo, con algún momento de Urbina, pudiera decirse. Símbolos faciales, evidentes; buena versificación, un claro sentimiento del paisaje y de las cosas próximas, son algunos de los atributos de su poesía. Esto tuvo como a característica singular que ninguna otra mano intervenía en sus creaciones .Castellanos Quinto era responsable de su libro desde su simiente hasta que estaba impreso. De allí que fuera a un tiempo autor, impresor, encuadernador y dibujante. Publicó: Hombre de fascinante personalidad. Del Fondo del Abra (1919), y después de su muerte apareció Poesía inédita (1962). (Recopilación de su poesía por Roberto Oropeza).
Reseña: Mtro. Efraín Becerra Juárez